METIL-CELULOSA; TECNOLOGÍA EN ALIMENTOS:
Como es de conocimiento general en el mundo gastronómico. Existen
ciertos compuestos orgánicos derivados de plantas como algas y semillas que
catalizan determinadas reacciones en los alimentos como gelificaciones,
esfericficaciones, espumas, espesantes y
demás que pueden hacer que un apasionado
por la gastronomía deje volar su imaginación a la hora de producir nuevas
creaciones.
Estos pueden ser derivados de algas, cortezas, extractos de
semillas y otros más.
Entre los más destacados se encuentran derivados de las algas
como el agar (agar tengusa), el alginato de sodio (en combinación con cloruro
de calcio), el carraginato (musgo irlandés cararguín) y la metil celulosa.
Todos utilizados como espesantes, emulsificantes y
gelificantes dependiendo de las temperaturas usadas, el método de cocción y los
utensilios usados.
Esta última, la poco conocida metíl-celulosa ha sido muy
utilizada a nivel farmacéutico como espesante para ciertos jarabes y como laxante.
Pero últimamente se le han descubierto diferentes propiedades que se pueden
explotar a nivel gastronómico.
Para empezar, hay que definir el concepto de lo que es la
metil-celulosa; esta se define como un derivado de la celulosa que se puede
encontrar en distintos tipos de plantas (terrestres y marinas).
La celulosa es una cadena polisacárida de varias moléculas de
glucosa que forman un polímero. Es decir, estas cadenas forman parte de las
estructuras fibrosas de sostén que hay
en las plantas. Un ejemplo de ellos es el algodón.
Para resumir, la metil-celulosa es un derivado de la
celulosa que posee diferentes cualidades
como espesante, gelificante y emulsionante, pero lo más interesante sobre la
metil-celulosa es que es un hidrocoloide que funciona a la inversa de cómo
funcionan los demás.
Generalmente un hidrocoloide tiende a gelificar a bajas
temperaturas; ejemplo de eso puede ser una gelatina.
Luego de mezclarla con el sabor o el ingrediente deseado, se
lleva al refrigerador y esta empezara a formar una estructura sólida, flácida y
de apariencia cristalizada.
La metil-celulosa gelifica con altas temperaturas y es capaz
de aguantar incluso una fritura lo cual le abre paso a una serie de
posibilidades que antes no podíamos siquiera imaginar.
Existen 2 tipos diferentes de metil celulosa: la tipo A y la
tipo B esta diferencia radica principalmente en la viscosidad de cada una.
Esta es sumamente concentrada, tanto que se usa 1% por cada
100 grs de líquido a gelificar.
Entre las propiedades de la metil-celulosa se encuentran su
capacidad de resistencia a alcoholes hasta un 40%, resistencia de PH hasta 2 en
ácido o 12 en básico, su capacidad para ayudar el sistema digestivo en
problemas de estreñimiento y su facilidad para aguantar altas temperaturas.
Un dato curioso es que entre más electrolitos contenga el líquido
que se mezcle con la metil-celulosa, mas viscosa será la mezcla y esto puede
causar que se precipite de manera acelerada cuando se calienta a más de 60
grados centígrados.
Ahora, después de ver helados fritos, podremos ver gelatinas
calientes e incluso fritas también.
Eduard Vargas
Bibliografia:
Buenos días, cual de ellas coresponde a CMC?
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